el cazurro ilustrado

20 marzo 2011

Otra lección de la naturaleza.

El 14 de abril de 2006, paseando por la orilla del río Curueño a la altura del puente de la vía, en Valdepiélago, me encontré este árbol intentando librarse del antiestético  cartel  que  algún  guarda de río  colocó para indicar que ese tramo es coto de pesca. Podía haberlo fijado con un clavo, pero lo que hizo fue  cortar la corteza con el borde  superior  del letrero, dejándolo fijado así. Sangró el árbol durante  un tiempo  sobre el aviso;  una vez  cicatrizada la herida,   decidió  integrarlo en su organismo y poco a poco, sin prisa y sin pausa,  fue fagocitando la inscripción.
Ayer pasé de nuevo al lado de ese   chopo. Han pasado casi cinco años  y el trabajo realizado es evidente: apenas  si se ve el cartel. El árbol  ha conseguido disimular el intento criminal  del funcionario de la consejería de agricultura. Una vez más la naturaleza  nos  da una lección  de cómo arreglar  las consecuencias  de los estúpidos  comportamientos humanos.