el cazurro ilustrado

24 diciembre 2005

Previsión rural del tiempo para 2006


En las sociedades modernas existe la progresiva creencia en el control y previsión de casi todo a través de la ciencia y la tecnología. Las gentes no necesitan de cogniciones mágicas ni sobrenaturales para controlar el caos, el desorden o las situaciones de incertidumbre de la naturaleza, ya que el medio ambiente donde el hombre lucha por su supervivencia no es ya la misma naturaleza sino su sistema cultural y social dominado por los procesos tecnológicos y por el conocimiento. Sin embargo, la intuición rural se observa claramente en ciertos procesos de conocimiento, como los climatológicos. La predicción se realiza mediante la asociación experimentada previamente de percepciones que no se relacionan lógicamente. Se trata de un proceso intuitivo. Esta intuición tiene gran valor para el conocimiento y adaptación al medio. La ciencia ha tardado en demostrar que, efectivamente, hay algo más que magia o adivinación. Como dice Lévi-Strauss, «siglos de observación activa y metódica, de hipótesis atrevidas y controladas, y también de experimentación; los métodos no son distantes a los científicos". De lo que se trataba siempre y en todos los casos era de reducir el margen de incertidumbre representado por determinados hechos de ocurrencia contingente o eventual pero temporalmente indeterminada ya que sus técnicas funcionaban tanto para acontecimientos de los que no estaban muy seguros de si habrían, o no, de ocurrir, como para acontecimientos de los que estaban seguros que ocurrirían pero no sabían cuando lo harían.
Su conocimiento era, ante todo, una concepción estratégica, basada en la experiencia previa, acerca de los mejores métodos y procedimientos que habían ido creando y ensayando para obtener los datos, descubrir las fórmulas, elaborar las hipótesis, verificar teorías y crear sus propias obras. Así concluyeron que para este 2006 , teniendo en cuenta lo ocurrido en años anteriores: “ Si el grajo vuela bajo hace un frío del carajo”; “ Una nevada en enero, una helada en febrero, los aires de marzo y las aguacillas de abril valen más que el carro de oro del rey David” y que “sol madrugador y cura callejero, ni el sol calentará ni el cura será bueno”.