Niñ@s leed esto en vuestro día.
Estimad@ niñ@ que te ha tocado vivir en esta sociedad posmoderna,
te conviene saber que a pesar de los avances en las ideas, el “pesimismo
metodológico” propio de la tradición judeo-cristiana y musulmana también
(inquisición, guerras santas, cruzadas, cilios, penitencias, exorcismos,
excomuniones y hogueras) va a estar presente en muchas de las actuaciones de
los adultos que se encargan de tu educación. El propio Freud te describió como
“perverso polimorfo” y aún hoy hay seguidores y hasta defensores acérrimos de
sus ideas.
Nadie te lo dirá, pero puede ocurrir que tengas un padre
sometido al castigo de unas circunstancias laborales adversas, una madre que
arrastra las mismas circunstancias a las que se añaden permanentemente y por
doquier su autoimagen negativa, sus ideas de inferioridad o unas relaciones de pareja
en continuas desavenencias y conflictos, en discusiones y envenenamientos; lo
cotidiano en estas familias será lo aversivo, por mucho que se empeñen en
dibujar imágenes idílicas. En tal situación o en tal estado cualquier
comportamiento anormal o irregular que muestres puede desencadenar en ellos una
tempestad emocional; esta zozobra puede elicitar la agresión y el castigo, por
mucho que se legisle en su contra. Arrepentirse de inmediato, comprobar que la
reacción ha sido desproporcionada, nada resolverá ; provocará sentimientos de
culpa, que no es otra cosa que echar más leña al fuego, se tratará de más
emoción, de más imprevisibilidad, de más susceptibilidad para responder al
menor toque.
Tu comportamiento infantil puede considerarse como espejo
del entorno socioeducativo en el que vives, por mucho que se empeñen en acusar
a los genes, a los instintos o a constructos como la personalidad, el
temperamento... .
Has de saber, estimado niño, que todo ser humano, por
perverso que sea, por anormalmente que se comporte, con toda seguridad cuenta
en su actuación cotidiana, en su conducirse habitual, con muchos más actos
considerados como positivos, correctos o adaptados que con conductas
calificadas de incorrectas anómalas o negativas. El mero hecho de vivir y
desarrollarse entre seres humanos conlleva el aprendizaje de múltiples
comportamientos de todo orden que forma parte de lo establecido por la
comunidad en cuestión.
Pero has de saber, estimado niño, que como es lo “natural”,
se juzgará como si de algo congénito se tratara. Se atenderá sistemáticamente a
lo “ anómalo” de tu comportamiento y la ocupación básica se centrará en
suprimir, eliminar el “ mal comportamiento” y los comportamientos correctos
pasarán a un segundo o tercer término y serán aciagamente relegados e
ignorados.
Tienes que saber, estimado niño, que cuando te conduzcas
satisfactoriamente no harás sino cumplir con tu obligación, con tu deber. Tus “
buenos comportamientos”, tus conductas “normales” ni se apreciarán , ni se les
dará importancia, ni se les otorgará mérito. Sólo interesarán si están
ausentes. Los efectos que te lloverán por esta actitud de los adultos serán el
incremento de la ansiedad, la desorganización del comportamiento, el
empeoramiento de tu autoimagen y la probabilidad de recibir castigo,
desaprobación o estimulación aversiva. Esto llevará a los adultos a no
experimentar gratificación alguna a través de la relación establecida contigo ;
sólo van a contar con la mísera satisfacción o consuelo de la supresión a corto
plazo de algún comportamiento problemático. Ni siquiera se congratulará consigo
mismo por esos aspectos positivos que posee tu comportamiento y que bien
pudieran ser fruto de su personal actuación.
Has de saber, estimado niño, que el énfasis reiterado sobre
lo que se hace mal y sobre la prohibición tendrá consecuencias claramente
frenadoras sobre tu desarrollo , pero ha de saber tu educador, padre o maestro
que tus conductas adaptadas, satisfactorias, precisan del reforzamiento para
mantenerse y evolucionar positivamente, a pesar de las ideas simplistas,
maniqueas, parciales, reduccionistas e interesadas que abundan en el mercado
educativo.
Has de saber, estimado niño, que tu estabilidad emocional
futura como adulto, no depende de que carezcas de experiencias aversivas en tu
infancia, sino más bien de que si las tengas aunque, claro está, dentro de unos
límites, esporádicas, previsibles y puntuales, por mucho que se empeñen en
hacerte creer que en la vida todo es de color de rosa .
Y, Por último, en este día universal de la infancia, has de
saber que hacer lo que se debe hacer y dejar de hacer lo que es preciso dejar
de hacer, conlleva casi siempre desasosiego, dolor y esfuerzo; por mucho que se
empeñen en hacerte creer que en esta vida todo es posible, tendrás que aprender
que muy pocas cosas son probables.