el cazurro ilustrado

06 febrero 2012

Viejos amigos.

 Hace unos  días, por diversas  razones no caprichosas que no merece la pena contar, debí ir a comer a “Casa Rafa” y, contingencias de la vida, allí me llevé una gratísima sorpresa, al encontrarme  con viejos amigos, a los que no veía  hacía mucho tiempo, pero están como si hubiera sido ayer   cuando les ví  por última vez.
Loles, taxista en Cármenes  y regente del bar  del Cruce hasta la jubilación, duda de que podamos  nosotros cobrar la jubilación cuando lleguemos a la edad que tiene él ahora.
Paulino,  pastor arrendatario del puerto de Sancenas mientras quiso y pudo, recuerda las  mil aventuras y desventuras, no tanto con las ovejas y los lobos,  como los humanos con los  que debió tratar.
Vitalino, figura ilustre de Genicera, ha ocupado cuantos cargos de responsabilidad pueden  tenerse por civiles   en una  pedanía  y en una feligresía, sin que nadie  haya tenido  motivos  para dudar  de su honradez.
Pepin,  también jubilado,  dueño  del corte inglés de Cármenes, muchos de los comerciales que demanda hoy el mercado laboral deberían  aprender  alguna de las habilidades que tuvo en  su  negocio; fue también alcalde de Cármenes  en las primeras legislaturas democráticas, hasta que se cansó  de la política.
Carmina cambió, con buen criterio, León por Almuzara  y acompaña a su tío Vitalino y a Loles a la ciudad donde, además de los chequeos médicos, chequean la amistad con Rafa, Pepín, Paulino y en esta ocasión, también con el cazurro ilustrado.