San Antón (con un día de retraso).
Por mucho que nos empeñemos, San Antonio abad es más el patrón de los dueños de los animales que de los propios animales para los que se piden favores al Santo. Mientras yo viví en el pueblo, recuerdo que tal día como ayer se le ofrecían las cabezas y las patas de los cerdos que habíamos matado por San Martín (poco hizo el santo por su vida), con el fin, no tanto de que velara por la vida y la salud de ellos, sino para que cuidara y aumentara los beneficios que los ganaderos intentábamos sacar de los animales, sin importarnos o importándonos menos el bienestar animal. Hoy los animales gozan de mejor salud pero su vida tiene las mismas finalidades y corre los mismos peligros que hace años, salvo en las ciudades, donde las mascotas alcanzan un nivel de vida igual o superior a cualquier humano y los ruegos y favores que piden sus dueños al santo, llegan hasta a enfadarle y por eso mismo no los concede. Vela más por aquellos que aún cumplen las funciones de antaño y si no me creéis, mirad cómo estas terneras y estas vacas lamen con fruición la carretera empapada en sal derramada no del cielo, sino esparcida por un camión de Obras públicas, gracias al santo que escuchó los ruegos de los interesados, no de sus dueños.