el cazurro ilustrado

06 diciembre 2009

Animales y humanos.

Recurrir a la comparación entre los hombres y los animales fue un recurso útil y descriptivo que durante mucho tiempo se usó para la mejor comprensión del comportamiento humano. No había aún nacido la etología y ya se apelaba, como modelo de determinadas conductas de nuestra especie, a la prudencia de las serpientes, a la candidez de las palomas, a la astucia de las raposas, a la fuerza de los leones, al buen gobierno de las abejas, a la laboriosidad de las hormigas, a la lujuria de los gorriones, a la buena muerte del cisne, a la deshonestidad de las abubillas, a la lealtad el perro, a las lágrimas fingidas del cocodrilo…. No hay costumbre, cualidad o carácter humano que no tenga parangón en las bestias.
Así, algunos autores de la antigüedad vieron en el murciélago a los que por causa del mucho estudio se han tornado macilentos, flacos y amarillos; también sirvió como modelo de los malos pagadores, que por temor de los acreedores, se esconden por el día y salen por la noche. Pero sin duda a quien mejor representa el murciélago es a los filósofos y científicos necios que, en esta era posmoderna, pretendiendo alcanzar los más escondidos secretos de la naturaleza, alcanzan solamente mentiras, porque de la misma manera que este animal no puede, por la debilidad de sus ojos, ver con claridad la luz, tampoco los pseudofilósofos y paracientíficos pueden alcanzar, a causa de su escasa formación e ingenio, la verdad de lo que pretenden. Por decirlo brevemente: ante de racionalidad de abandonar la creencia en Dios, han caído en la necedad de creer en cualquier cosa.