el cazurro ilustrado

01 noviembre 2009

Día de los difuntos.

En Sicilia se halla el volcán Etna. Todas las tierras que lo rodean están continuamente humeando y echando fuego. Durante mucho tiempo se pensó y aún hoy hay quien sospecha que es el purgatorio de muchas almas de fieles difuntos para cuyos tormentos están allí destinados multitud de demonios. Cerca de este lugar vivió un ermitaño que oía continuamente voces, tormentos, iras y terrores de los diablos, oyendo también los llantos de las almas. Comprobó que con las limosas y oraciones de los vivos les eran quitadas de las manos las almas a los demonios. Sobre todo si las oraciones eran dirigidas por los monjes cluniacenses, que florecían en aquellos tiempos. El ermitaño contó todo esto a un religioso que venía de tierra santa y éste se lo contó a San Odilón (962-1048) abad de los cluniacenses, el cual ordenó que en todos los monasterios de su jurisdicción se hiciese una memoria general de todos los difuntos al día siguiente de la fiesta de Todos los Santos. Muchas iglesias lo imitaron, hasta que finalmente los pontífices romanos, aprobando la costumbre, mandaron que se guardase en toda la Iglesia por ley. Así lo escriben Guillelh, Durando y otros autores.
Entendían por purgatorio, en contra de la opinión de luteranos y calvinistas que negaban su existencia, un lugar subterráneo, vecino del infierno de los condenados, donde las almas de los justos que no habían pagado por sus pecados se purificaban y acrisolaban. Tenía este receptáculo también la función de instruir a los vivos para que no cesaran de ayudar a los difuntos. En este lugar había pena de daño y de sentido, porque después del juicio final no habría quien estuviera en estos lugares. Al lado estaba el limbo de los niños, donde eran detenidas las almas de los que morían sin bautismo, por el pecado original. Aquí padecían la pena de daño, no la de sentido. La pena de daño sería eterna y perpetua, porque nunca verían a Dios.
De aquellas creencias vienen ritos como los que hoy celebramos, aunque poco a poco se van contaminando por los ritos de la dominante cultura anglosajona.