EL ANTRUEJO EN VALDEPIÉLAGO.
Aunque la carnavalada
del tiempo nos impidió ir casa por casa
cantando aquello de:
“Estas puertas son de pino y el quicio de nogal, la señora que está dentro buen torrezno nos va a dar. Denos señora un torrezno o dinero
para vino que se nos hace de noche para
andar nuestro camino”. Si se cumplía con nuestra petición, le daríamos las
gracias; si no fuera así, le cantaríamos: “La porretera de tía que no nos quiso dar nada, trae las
cascarras al culo y la camisa cagada”.
El programa se modificó
y en el Ayuntamiento, los niños disfrazados
disfrutaron jugando y, con los adultos,
cambiaron los torreznos por chocolate, bizcochos y orejas de carnaval.