Memes para la vida (inspirados por Gracián, Cervantes...)
Memes para la vida
Mag Castañón, (con la inestimable colaboración de Gracián, Cervantes, Shakespeare, Unamuno, Napoleón y otros)
1. El silencio es el refugio de la cordura.
2. Un hombre sin conocimientos es un mundo a oscuras.
3. La vida del hombre es milicia contra la malicia del hombre.
4. La reputación se compra con trabajo: poco vale lo que poco cuesta.
5. El esfuerzo puede ayudar a la buena suerte.
6. Más les valió a algunos la sabiduría que se comunica en el trato social que todos los conocimientos académicos.
7. César supo cubrir de laureles su calvicie.
8. Todo lo muy bueno fue siempre poco y raro: usar mucho lo bueno es abusar.
9. El vulgo admira la necedad común y rechaza el consejo excelente.
10. La mala suerte es, con frecuencia, culpa de la estupidez y no hay contagio más pegadizo para los próximos al desdichado.
11. Para ser prudente no basta con ser entrometido: hay que procurar que no se te entrometan.
12. La fortuna se cansa de llevar a uno a cuestas durante mucho tiempo.
13. Primero los hechos, después las palabras.
14. Es importante para la prudencia no hablar con superlativos para no faltar a la verdad y para no deslucir la propia cordura.
15. La verdad es de pocos pero el engaño es tan común como vulgar.
16. Vivir es saber elegir.
17. La finalidad principal de la prudencia es no perder nunca la compostura.
18. Cualquier exceso de pasiones perjudica a la prudencia.
19. La diligencia hace con rapidez lo que la inteligencia ha pensado con calma.
20. La prisa es una pasión de necios: como no descubren el límite, actúan sin reparo.
21. Hasta las liebres se atreven con el león muerto.
22. La espera prudente sazona los aciertos y madura los secretos pensamientos.
23. Algunos piensan mucho para después equivocarse en todo, mientras otros lo aciertan todo sin pensarlo antes.
24. Es suficientemente rápido lo que está bien. Lo que se hace deprisa, deprisa se deshace. Lo que mucho vale, mucho cuesta. Lo que tiene que durar una eternidad, debe tardar otra en hacerse.
25. Hay que poner más cuidado en un final feliz que en una aplaudida entrada.
26. Es útil y cuerdo ahorrarse disgustos. La prudencia evita muchos. No hay que dar malas noticias.
27. La regla es ir contra las reglas cuando no se puede conseguir de otro modo un resultado feliz.
28. El gran hombre nunca se sujeta a las variaciones anímicas. Conocerse es empezar a corregirse.
29. Es mejor que queden siempre algunos restos de esperanza para que templen lo amago de una negativa.
30. Menos daña la mala ejecución que la falta de decisión. No se corrompen tanto las materias cuando corren que cuando están estancadas.
31. Con una sonrisa se evita la contienda más difícil. Cambiar de conversación es una treta cortés para decir que no.
32. Las verdaderas fieras están en las ciudades. Ser inaccesibles es vicio de los que se desconocen a sí mismos, los que con los honores cambian los humores.
33. El que siempre está de burlas, no es un hombre de veras. Lo jovial debe tener su momento y la seriedad los demás.
34. La necedad entra siempre de rondón, pues todos los necios son audaces. Su misma estupidez, que les impide primero ver los inconvenientes, después les quita el sentimiento de fracaso.
35. Se vive más de oídas que de lo que vemos. Vivimos de la fe ajena. El oído es la segunda prueba de la verdad y la primera de la mentira. De ordinario la verdad se ve y excepcionalmente se oye.
36. Hay que renovar el valor, el ingenio, el éxito, todo.
37. Hay que aventurarse a renovar con brillantez, amaneciendo muchas veces como el sol, cambiando las actividades de lucimiento. La privación provoca deseo y la novedad aplauso.
38. Un sabio redujo toda la sabiduría a la moderación en todo.
39. Permitirse algún desliz venial: un descuido suele ser a veces la mejor recomendación de las buenas cualidades.
40. Al hombre sabio le son más útiles sus enemigos que al necio sus amigos.
41. El mucho uso de lo excelente se convierte en abuso. El único remedio de todo lo extremado es guardar equilibrio en el lucimiento: la perfección debe ser máxima, pero la ostentación moderada. Cuanto más luce una antorcha, más se consume y menos dura.
42. La muchedumbre tiene muchas cabezas y por eso muchos ojos para la malicia y muchas lenguas para el descrédito.
43. El hombre nace bárbaro, debe cultivarse para vencer la bestia. La cultura nos hace personas y más cuanto mayor es la cultura.
44. Mandar es, en gran parte, no darse por enterado.
45. Dos cosas acaban rápidamente con la vida: la necedad y el vicio. Unos perdieron la vida por no saberla guardar y otros por no querer hacerlo.
46. La variedad con perfección es entretenimiento de la vida. Es un gran arte saber disfrutar de todo los bueno.
47. El saber más práctico consiste en disimular. El que juega al descubierto tiene riesgo de perder. A la mirada de lince hay que unir un interior de tinta de calamar.
48. Las cosas no pasan por lo que son, sino por lo que parecen. No basta tener razón si la cara es de malicia.
49. El hombre desengañado, que conoce los errores y los engaños de la vida es sabio virtuoso y filósofo del mundo.
50. La mitad del mundo se está riendo de la otra mitad y ambas son necias. Es un necio insufrible el que quiere regularlo todo según su criterio. Los gustos son tantos como los rostros e igualmente variados. No se debe desconfiar porque no agraden las cosas a algunos, pues no faltarán otros que las aprecien. La norma de la verdadera satisfacción es la aprobación de los hombres de reputación y que tienen voz y voto en esas materias. No se vive de un solo criterio, ni de una costumbre, ni de un siglo.
51. Lo breve si bueno, dos veces bueno y si malo, no tan malo.
52. Vive ni descontento, que es poquedad, ni satisfecho, que es necedad.
53. Hay hombres de genio fiero que todo lo hacen delito y no por pasión sino por naturaleza.
54. Más vale pelear con gente de bien que triunfar con gente de mal.
55. Estima para que te estimen.
56. Acomódese el cuerdo a lo presente, aunque le parezca mejor lo pasado, así en los arreos del alma como del cuerpo.
57. ¡Oh grande infelicidad del siglo nuestro, que se tiene la virtud por extraña y la malicia por corriente!. Viva el discreto como puede, si no como querría. Tenga por mejor lo que le concedió la suerte que lo que le ha negado.
58. Muchas cosas que eran algo, dejándolas, fueron nada; y otras que eran nada, por haber hecho caso de ellas, fueron mucho.
59. Señal de tener gastada la fama propia es cuidar de la infamia ajena.
60. No son conocidas las faltas en los pocos conocidos.
61. No es necio el que hace la necedad, sino el que, hecha, no la sabe encubrir.
62. Todos los hombres yerran, pero con esta diferencia, que los sagaces desmienten las hechas y los necios mienten las por hacer.
63. La queja siempre trae descrédito. Más sirve de ejemplo el atrevimiento a la pasión que el consuelo a la compasión.
64. Antes loco con todos que cuerdo a solas, que si todos los son, con ninguno perderá y si es sola la cordura, será tenida por locura.
65. Sea gran regla del arte de vivir doblar las circunstancias del bien y de la comodidad: así como dobló la naturaleza los miembros más importantes y más arriesgados, así el arte de los de la dependencia.
66. Tanto ha de saber el sabio médico para recetar como para no recetar y, a veces consiste el arte más en el no aplicar remedios.
67. El varón juicioso no por un azar que vio sentencie definitivamente de malo, di al contrario, de bueno, que pudo ser aquello desazón y esto ventura.
68. No hay cosa que no tenga algo bueno. Más feliz es el gusto de aquellos que, entre mil defectos, toparán luego con una sola perfección que se le cayó a la ventura.
69. Si hablarse a solas es locura, escucharse delante de otros será locura doblada.
70. No descubrir el dedo malo, que siempre sacude la malicia a donde duele la flaqueza, no se ha de descubrir, ni lo que mortifica, ni lo que vivifica: uno para que se acabe y otro para que dure.
71. No todo puede salir bien, ni a todos se puede contentar, haya pues, un testaferro, terrero de infidelidades, a costa de su misma condición.
72. No se ha de provocar la aversión, que aun sin quererlo, ella se adelanta.
73. Valer y saberlo mostrar es valer dos veces.
74. Más vale ser engañado en el precio que en la mercadería.
75. La amistad multiplica los bienes y reparte los males, es único remedio contra la adversa fortuna y un desahogo del alma.
76. Si todas las necedades se han de tolerar, mucha paciencia será menester.
77. Siempre hay tiempo para enviar la palabra, pero no para volverla. Ha de hablarse como en testamento, que a menos palabras, menos pleitos.
78. Cada uno ha de obrar como quien es, no como le obligan.
79. Monstruos de la necedad son todos los desvanecidos, presuntuosos, porfiados, caprichosos, persuadidos, extravagantes, figureros, graciosos, noveleros, paradojos, sectarios y todo género de hombres destemplados; monstruos todos de la impertinencia.
80. No todo el caudal se ha de emplear, ni se han de sacar todas las fuerzas cada vez.
81. La condición del amante tiene la mitad de diamante en el durar y en el resistir.
82. El saber repartir las cosas es saberlas gozar. A muchos les sobra la vida y se les acaba la felicidad. Malogran los contentos, que no los gozan, y querrían después volver atrás, cuando se hallan tan adelante. Son más los días que las dichas: en el gozar, a espacio; en el obrar, a prisa. Las hazañas bien están, hechas; los contentos, mal, acabados.
83. Sin entendimiento no se puede vivir, o propio, o prestado; pero hay muchos que ignoran que no saben y otros que piensan que saben, no sabiendo. Achaques de necedad son irremediables, que como los ignorantes no se conocen, tampoco buscan lo que les falta.
84. Perecieron muchos de lo que se temían; mas ¿de qué sirvió el temerlo sin el remediarlo?
85. Las cosas que se han de hacer no se han de decir, y las que se han de decir no se han de hacer.
86. No todas las verdades se pueden decir: unas porque me importan a mí, otras porque al otro.
87. La imaginación se adelanta siempre y pinta las cosas mucho más de lo que son. No sólo concibe lo que hay, sino lo que pudiera haber. Corríjala la razón, tan desengañada a experiencias.
88. Todo necio es persuadido, y todo persuadido necio; y cuanto más erróneo su dictamen, es mayor su tenacidad.
89. Dependen las cosas de contingencias, y de muchas, y así es rara la felicidad del salir bien.
90. Vivir mucho y vivir con gusto es vivir por dos, y fruto de la paz.
91. Ninguno hay que no pueda ser maestro de otro en algo, ni hay quien no exceda al que excede. Saber disfrutar a cada uno es útil saber. El sabio estima a todos porque reconoce lo bueno en cada uno y sabe lo que cuestan las cosas de hacerse bien. El necio desprecia a todos por ignorancia de lo bueno y por elección de lo peor.
92. En el premiar es destreza nunca satisfacer. Si nada hay que desear, todo es de temer: dicha desdichada; donde acaba el deseo, comienza el temor.
93. Son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen. Con estar todo el mundo lleno de necios, ninguno hay que se lo piense, ni aun lo sospeche.
94. Es fácil el decir y difícil el obrar. Las hazañas son la sustancia del vivir, y las sentencias, el ornato.
95. Lo fácil se ha de emprender como dificultoso, y lo dificultoso como fácil. Allí porque la confianza no descuide, aquí porque la desconfianza no desmaye.
96. Astucia de indignos: oponerse a grandes hombres para ser celebrados por indirecta, cuando no lo merecían de derecho.
97. Arte de reformar la murmuración: no haber caso; impugnarla causa perjuicio; y si crédito, descrédito.
98. No hay medicina más universal para todas necedades que el seso. Conozca cada uno la esfera de su actividad y estado, y podrá regular con la realidad el concepto.
99. Comúnmente, los sabios mueren faltos de cordura; al contrario, los necios, hartos de consejo. Morir de necio es morir de discurrir sobrado. Unos mueren porque sienten y otros viven porque no sienten.
100. Vulgaridad es no estar contento ninguno con su suerte, aun la mayor, ni descontento de su ingenio, aunque el peor. Todos codician, con descontento de la propia, la felicidad ajena. También alaban los de hoy las cosas de ayer, y los de acá las de allende. Todo lo pasado parece mejor, y todo lo distante es más estimado. Tan necio es el que se ríe de todo como el que se pudre de todo.
101. Estamos entre dos extremos, y así se participa de entrambos. Altérnanse las suertes: ni todo ha de ser felicidad, ni todo adversidad. Este mundo es un cero: a solas, vale nada; juntándolo con el Cielo, mucho.
102. No hacer de una necedad dos. Es muy ordinario para remendar una cometer otras cuatro.
103. Algunos conciben bien y paren mal, que sin la claridad no salen a luz los hijos del alma, los conceptos y decretos.
104. El crédito de hombre que sabe lo que ha de hacer es honroso y causa confianza, pero el de artificioso es sofístico y engendra recelo.
105. A falta de fuerza, destreza. Por un camino o por otro: o por el Real del valor, o por el atajo del artificio. Más cosas ha obrado la maña que la fuerza, y más veces vencieron los Sabios a los valientes que al contrario.
106. Los mayores tentadores de la cordura son los que nada hacen bien y de todo dicen mal, que hay muchos monstruos en el extendido país de la impertinencia.
107. Es fiera la lengua, que si una vez se suelta, es muy dificultosa de poderse volver a encadenar.
108. Saber tomar las cosas. Nunca al repelo, aunque vengan. Todas tienen haz y envés. La mejor y más favorable, si se toma por el corte, lastima. Al contrario, la más repugnante defiende, si por la empuñadura.
109. El que dice mal siempre oye peor.
110. Dar en la cuenta tarde no sirve de remedio, sino de pesar.
111. El que comunicó sus secretos a otro hízose esclavo de él.
112. Si la obra es buena, ¿por qué no se acaba?; y si mala, ¿por qué se comenzó?
113. Cree mucho el que nunca miente y confía mucho el que nunca engaña. Dos géneros de personas previenen mucho los daños: los escarmentados, que es muy a su costa, y los astutos, que es muy a la ajena.
114. El excusarse antes de ocasión es culparse, y el sangrarse en salud es hacer del ojo al mal, y a la malicia. La excusa anticipada despierta el recelo que dormía.
115. Más vale el buen ocio que el negocio. No tenemos cosa nuestra sino el tiempo. ¿Dónde vive quien no tiene lugar? Igual infelicidad es gastar la preciosa vida en tareas mecánicas que en demasía de las sublimes; ni se ha de cargar de ocupaciones, ni de envidia: es atropellar el vivir y ahogar el ánimo.
116. Algunos toman el descanso al principio y dejan la fatiga para el fin. Primero ha de ser lo esencial, y después, si quedare lugar, lo accesorio. Quieren otros triunfar antes de pelear.
117. No despreciar el mal por poco, que nunca viene uno solo. Andan encadenados, así como las felicidades. Van la dicha y la desdicha de ordinario adonde más hay; y es que todos huyen del desdichado y se arriman al venturoso.
118. Saber hacer el bien: poco, y muchas veces. Nunca ha de exceder el empeño a la posibilidad. Quien da mucho, no da, sino que vende.
119. Saber olvidar: más es dicha que arte. Las cosas que son más para olvidadas son las más acordadas. No sólo es villana la memoria para faltar cuando más fue menester, pero necia para acudir cuando no convendría: en lo que ha de dar pena es prolija y en lo que avía de dar gusto es descuidada. Consiste a veces el remedio del mal en olvidarlo, y olvidase el remedio. Conviene, pues, hacerla a tan cómodas costumbres, porque basta a dar felicidad o infierno.
120. El no pensar es la zancadilla del perecer.
121. Alternar lo agrio con lo dulce es prueba de buen gusto: sola la dulzura es para niños y necios. Gran mal es perderse de puro bueno en este sentido de insensibilidad.
122. Atraviesan el cuerpo las jaras, pero las malas palabras el alma. Siempre se ha de llevar la boca llena de azúcar para confitar palabras, que saben bien a los mismos enemigos. Es el único medio para ser amable el ser apacible.
123. Algo hay bueno, pues satisface a tantos; y, aunque no se explica, se goza. Lo que todos dicen, o es, o quiere ser.
124. No hay cosa más cara para el hombre de bien que la que se le da: es venderla dos veces, y a dos precios, del valor y de la cortesía.
125. El melancólico siempre augura infelicidades, y el maldiciente culpas: todo lo peor se les ofrece, y no percibiendo el bien presente, anuncian el posible mal. El apasionado siempre habla con otro lenguaje diferente de lo que las cosas son; habla en él la pasión, no la razón. Y cada uno, según su afecto o su humor. Y todos muy lejos de la verdad. Sepa descifrar un semblante y deletrear el alma en las señales.
126. Estímese, si quisiere que le estimen. Llegue deseado, y será bien recibido. Nunca venga sino llamado, ni vaya sino enviado.
127. Es menester gran tiento con los que se ahogan para acudir al remedio sin peligro.
128. No obre por sí quien no está en sí, y la pasión siempre destierra la razón. Substituya entonces un tercero prudente, que lo será, si desapasionado: siempre ven más los que miran que los que juegan, porque no se apasionan.
129. Querer cuando se puede, que la sazón y el tiempo a nadie aguardan. Hay algunos tan paradójicamente impertinentes, que pretenden que todas las circunstancias del acierto se ajusten a su manía, y no al contrario. Mas el sabio sabe que el norte de la prudencia consiste en portarse a la ocasión.
130. Por el sonido se conocen los metales y por el hablar las personas. Las palabras muestran la entereza, pero mucho más las obras.
131. Encontrar el punto débil de cada uno: este es el arte de mover las voluntades. Es más una destreza que determinación. Es saber por dónde se ha de entrar a cada uno. Primero hay que conocer el carácter, después tocar el punto débil, insistir en él, pues infaliblemente se quedará sin voluntad.
132. Tres cosas hacen un prodigio, y son el don máximo de la suma liberalidad: Ingenio fecundo, juicio profundo y gusto relevantemente jocundo. Gran ventaja concebir bien, pero mayor discurrir bien, entendimiento del bueno. El ingenio no ha de estar en el espinazo, que sería más ser laborioso que agudo. Pensar bien es el fruto de la racionalidad. A los veinte años reina la voluntad, a los treinta el ingenio, a los cuarenta el juicio.
133. Lo bueno, si poco, dos veces bueno.
134. un sujeto prudente: atento, sagaz, cuerdo, sabio, valeroso, reportado, entero, feliz, plausible, verdadero y universal Héroe. Vivo el hombre, le hace amable; y muerto, memorable.
· No hay deber que descuidemos tanto como el de ser felices.
· Una de las ventajas de no ser feliz es que se puede desear la felicidad.
· El mundo es una comedia para los que piensan y una tragedia para los que sienten.
· No importa el resultado, solo el esfuerzo vale.
· Si te conformas con poco, lo suficiente será un festín.
· Que la palabra imposible no esté en tu vocabulario.
· La Fortuna ayuda a los audaces.
· Imposible es el adjetivo de los imbéciles.
· Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes.
· La felicidad es estar de acuerdo contigo mismo
· Hay que hacer algo y si no lo hago yo no lo hará nadie. No hay que creer que las cosas se arreglan solas. No hay que esperar que el barco venga a por uno. Lo único que hay que hacer es tomar un bote e ir hacia él.
· Especialízate en el arte de descubrir en todas y cada una de las personas el lado bueno con que cuentan, no hay nadie que solo sea maldad.
· Encuéntrate y se tu misma, recuerda que no hay nadie como tu.
· En las desventuras comunes se reconcilian los ánimos y se estrechan las amistades.
· Es mejor deseo sin posesión que posesión sin deseo.
· A veces en la vida hay que saber luchar, no solo sin miedo, sino también sin esperanza.
· La esperanza no es la convicción de que las cosas saldrán bien, sino la certidumbre de que algo tiene sentido, sin importar el resultado final.
· Dos fuerzas nos ayudan a vivir: el olvido y a esperanza.
· Dad palabra al dolor: el dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo rompe.
· La ternura es el reposo de la pasión
· Ama. Es el único bien que hay en la vida.
· Los únicos errores que cometemos en la vida son las cosas que no hacemos.
· Vive el presente, así en el futuro tendrás un bonito pasado.
· Es un gran pecado privarse del placer.
· Nadie es tan viejo que no pueda vivir un año más, ni tan joven que hoy no pueda morir.
· No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió.
· La actividad es lo que hace feliz al hombre.
· La dicha está solo en la esperanza, en la ilusión sin fin.
· El mejor afrodisíaco son las palabras, para las mujeres el punto “G” está en los oídos, el que busque más abajo está perdiendo el tiempo.
· Demasiada cordura puede se la peor locura, ver la vida como es y no como debería ser.
· Casi todos los hombres mueren de los remedios, no de las enfermedades.
· Prefiero un vicio tolerante a una virtud obstinada.
· Más vale hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse.
· La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella.
· Si cierras las puertas a los errores también la verdad quedará fuera.
· El hombre crece, florece y se renueva constantemente en el amor o muere.
· Solo hay dos cosas con las que uno se puede acostar: una persona y un libro.
· Un amigo es un regalo que te haces a ti mismo.
· Contar historias y copular son dos principales diversiones: son baratas y fáciles de conseguir.
· Casarse por segunda vez es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia.
· Siempre hay un tiempo para marchar aunque no haya sitio donde ir.
· No hay nada tan difícil, que buscándolo, no pueda encontrarse.
· La melancolía es la felicidad de estar triste.
· La tristeza es una enfermedad en la que cada paciente debe tratarse a si mismo.
· A los tímidos y los indecisos todo les resulta imposible, porque así se lo parece.
· La edad es una cuestión de sentimiento, no de años.
· No existe nada bueno ni malo, es el pensamiento humano el que lo hace parecer así.
· Guarda a tu amigo bajo la llave de tu propia vida.
Mag Castañón, (con la inestimable colaboración de Gracián, Cervantes, Shakespeare, Unamuno, Napoleón y otros)
1. El silencio es el refugio de la cordura.
2. Un hombre sin conocimientos es un mundo a oscuras.
3. La vida del hombre es milicia contra la malicia del hombre.
4. La reputación se compra con trabajo: poco vale lo que poco cuesta.
5. El esfuerzo puede ayudar a la buena suerte.
6. Más les valió a algunos la sabiduría que se comunica en el trato social que todos los conocimientos académicos.
7. César supo cubrir de laureles su calvicie.
8. Todo lo muy bueno fue siempre poco y raro: usar mucho lo bueno es abusar.
9. El vulgo admira la necedad común y rechaza el consejo excelente.
10. La mala suerte es, con frecuencia, culpa de la estupidez y no hay contagio más pegadizo para los próximos al desdichado.
11. Para ser prudente no basta con ser entrometido: hay que procurar que no se te entrometan.
12. La fortuna se cansa de llevar a uno a cuestas durante mucho tiempo.
13. Primero los hechos, después las palabras.
14. Es importante para la prudencia no hablar con superlativos para no faltar a la verdad y para no deslucir la propia cordura.
15. La verdad es de pocos pero el engaño es tan común como vulgar.
16. Vivir es saber elegir.
17. La finalidad principal de la prudencia es no perder nunca la compostura.
18. Cualquier exceso de pasiones perjudica a la prudencia.
19. La diligencia hace con rapidez lo que la inteligencia ha pensado con calma.
20. La prisa es una pasión de necios: como no descubren el límite, actúan sin reparo.
21. Hasta las liebres se atreven con el león muerto.
22. La espera prudente sazona los aciertos y madura los secretos pensamientos.
23. Algunos piensan mucho para después equivocarse en todo, mientras otros lo aciertan todo sin pensarlo antes.
24. Es suficientemente rápido lo que está bien. Lo que se hace deprisa, deprisa se deshace. Lo que mucho vale, mucho cuesta. Lo que tiene que durar una eternidad, debe tardar otra en hacerse.
25. Hay que poner más cuidado en un final feliz que en una aplaudida entrada.
26. Es útil y cuerdo ahorrarse disgustos. La prudencia evita muchos. No hay que dar malas noticias.
27. La regla es ir contra las reglas cuando no se puede conseguir de otro modo un resultado feliz.
28. El gran hombre nunca se sujeta a las variaciones anímicas. Conocerse es empezar a corregirse.
29. Es mejor que queden siempre algunos restos de esperanza para que templen lo amago de una negativa.
30. Menos daña la mala ejecución que la falta de decisión. No se corrompen tanto las materias cuando corren que cuando están estancadas.
31. Con una sonrisa se evita la contienda más difícil. Cambiar de conversación es una treta cortés para decir que no.
32. Las verdaderas fieras están en las ciudades. Ser inaccesibles es vicio de los que se desconocen a sí mismos, los que con los honores cambian los humores.
33. El que siempre está de burlas, no es un hombre de veras. Lo jovial debe tener su momento y la seriedad los demás.
34. La necedad entra siempre de rondón, pues todos los necios son audaces. Su misma estupidez, que les impide primero ver los inconvenientes, después les quita el sentimiento de fracaso.
35. Se vive más de oídas que de lo que vemos. Vivimos de la fe ajena. El oído es la segunda prueba de la verdad y la primera de la mentira. De ordinario la verdad se ve y excepcionalmente se oye.
36. Hay que renovar el valor, el ingenio, el éxito, todo.
37. Hay que aventurarse a renovar con brillantez, amaneciendo muchas veces como el sol, cambiando las actividades de lucimiento. La privación provoca deseo y la novedad aplauso.
38. Un sabio redujo toda la sabiduría a la moderación en todo.
39. Permitirse algún desliz venial: un descuido suele ser a veces la mejor recomendación de las buenas cualidades.
40. Al hombre sabio le son más útiles sus enemigos que al necio sus amigos.
41. El mucho uso de lo excelente se convierte en abuso. El único remedio de todo lo extremado es guardar equilibrio en el lucimiento: la perfección debe ser máxima, pero la ostentación moderada. Cuanto más luce una antorcha, más se consume y menos dura.
42. La muchedumbre tiene muchas cabezas y por eso muchos ojos para la malicia y muchas lenguas para el descrédito.
43. El hombre nace bárbaro, debe cultivarse para vencer la bestia. La cultura nos hace personas y más cuanto mayor es la cultura.
44. Mandar es, en gran parte, no darse por enterado.
45. Dos cosas acaban rápidamente con la vida: la necedad y el vicio. Unos perdieron la vida por no saberla guardar y otros por no querer hacerlo.
46. La variedad con perfección es entretenimiento de la vida. Es un gran arte saber disfrutar de todo los bueno.
47. El saber más práctico consiste en disimular. El que juega al descubierto tiene riesgo de perder. A la mirada de lince hay que unir un interior de tinta de calamar.
48. Las cosas no pasan por lo que son, sino por lo que parecen. No basta tener razón si la cara es de malicia.
49. El hombre desengañado, que conoce los errores y los engaños de la vida es sabio virtuoso y filósofo del mundo.
50. La mitad del mundo se está riendo de la otra mitad y ambas son necias. Es un necio insufrible el que quiere regularlo todo según su criterio. Los gustos son tantos como los rostros e igualmente variados. No se debe desconfiar porque no agraden las cosas a algunos, pues no faltarán otros que las aprecien. La norma de la verdadera satisfacción es la aprobación de los hombres de reputación y que tienen voz y voto en esas materias. No se vive de un solo criterio, ni de una costumbre, ni de un siglo.
51. Lo breve si bueno, dos veces bueno y si malo, no tan malo.
52. Vive ni descontento, que es poquedad, ni satisfecho, que es necedad.
53. Hay hombres de genio fiero que todo lo hacen delito y no por pasión sino por naturaleza.
54. Más vale pelear con gente de bien que triunfar con gente de mal.
55. Estima para que te estimen.
56. Acomódese el cuerdo a lo presente, aunque le parezca mejor lo pasado, así en los arreos del alma como del cuerpo.
57. ¡Oh grande infelicidad del siglo nuestro, que se tiene la virtud por extraña y la malicia por corriente!. Viva el discreto como puede, si no como querría. Tenga por mejor lo que le concedió la suerte que lo que le ha negado.
58. Muchas cosas que eran algo, dejándolas, fueron nada; y otras que eran nada, por haber hecho caso de ellas, fueron mucho.
59. Señal de tener gastada la fama propia es cuidar de la infamia ajena.
60. No son conocidas las faltas en los pocos conocidos.
61. No es necio el que hace la necedad, sino el que, hecha, no la sabe encubrir.
62. Todos los hombres yerran, pero con esta diferencia, que los sagaces desmienten las hechas y los necios mienten las por hacer.
63. La queja siempre trae descrédito. Más sirve de ejemplo el atrevimiento a la pasión que el consuelo a la compasión.
64. Antes loco con todos que cuerdo a solas, que si todos los son, con ninguno perderá y si es sola la cordura, será tenida por locura.
65. Sea gran regla del arte de vivir doblar las circunstancias del bien y de la comodidad: así como dobló la naturaleza los miembros más importantes y más arriesgados, así el arte de los de la dependencia.
66. Tanto ha de saber el sabio médico para recetar como para no recetar y, a veces consiste el arte más en el no aplicar remedios.
67. El varón juicioso no por un azar que vio sentencie definitivamente de malo, di al contrario, de bueno, que pudo ser aquello desazón y esto ventura.
68. No hay cosa que no tenga algo bueno. Más feliz es el gusto de aquellos que, entre mil defectos, toparán luego con una sola perfección que se le cayó a la ventura.
69. Si hablarse a solas es locura, escucharse delante de otros será locura doblada.
70. No descubrir el dedo malo, que siempre sacude la malicia a donde duele la flaqueza, no se ha de descubrir, ni lo que mortifica, ni lo que vivifica: uno para que se acabe y otro para que dure.
71. No todo puede salir bien, ni a todos se puede contentar, haya pues, un testaferro, terrero de infidelidades, a costa de su misma condición.
72. No se ha de provocar la aversión, que aun sin quererlo, ella se adelanta.
73. Valer y saberlo mostrar es valer dos veces.
74. Más vale ser engañado en el precio que en la mercadería.
75. La amistad multiplica los bienes y reparte los males, es único remedio contra la adversa fortuna y un desahogo del alma.
76. Si todas las necedades se han de tolerar, mucha paciencia será menester.
77. Siempre hay tiempo para enviar la palabra, pero no para volverla. Ha de hablarse como en testamento, que a menos palabras, menos pleitos.
78. Cada uno ha de obrar como quien es, no como le obligan.
79. Monstruos de la necedad son todos los desvanecidos, presuntuosos, porfiados, caprichosos, persuadidos, extravagantes, figureros, graciosos, noveleros, paradojos, sectarios y todo género de hombres destemplados; monstruos todos de la impertinencia.
80. No todo el caudal se ha de emplear, ni se han de sacar todas las fuerzas cada vez.
81. La condición del amante tiene la mitad de diamante en el durar y en el resistir.
82. El saber repartir las cosas es saberlas gozar. A muchos les sobra la vida y se les acaba la felicidad. Malogran los contentos, que no los gozan, y querrían después volver atrás, cuando se hallan tan adelante. Son más los días que las dichas: en el gozar, a espacio; en el obrar, a prisa. Las hazañas bien están, hechas; los contentos, mal, acabados.
83. Sin entendimiento no se puede vivir, o propio, o prestado; pero hay muchos que ignoran que no saben y otros que piensan que saben, no sabiendo. Achaques de necedad son irremediables, que como los ignorantes no se conocen, tampoco buscan lo que les falta.
84. Perecieron muchos de lo que se temían; mas ¿de qué sirvió el temerlo sin el remediarlo?
85. Las cosas que se han de hacer no se han de decir, y las que se han de decir no se han de hacer.
86. No todas las verdades se pueden decir: unas porque me importan a mí, otras porque al otro.
87. La imaginación se adelanta siempre y pinta las cosas mucho más de lo que son. No sólo concibe lo que hay, sino lo que pudiera haber. Corríjala la razón, tan desengañada a experiencias.
88. Todo necio es persuadido, y todo persuadido necio; y cuanto más erróneo su dictamen, es mayor su tenacidad.
89. Dependen las cosas de contingencias, y de muchas, y así es rara la felicidad del salir bien.
90. Vivir mucho y vivir con gusto es vivir por dos, y fruto de la paz.
91. Ninguno hay que no pueda ser maestro de otro en algo, ni hay quien no exceda al que excede. Saber disfrutar a cada uno es útil saber. El sabio estima a todos porque reconoce lo bueno en cada uno y sabe lo que cuestan las cosas de hacerse bien. El necio desprecia a todos por ignorancia de lo bueno y por elección de lo peor.
92. En el premiar es destreza nunca satisfacer. Si nada hay que desear, todo es de temer: dicha desdichada; donde acaba el deseo, comienza el temor.
93. Son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen. Con estar todo el mundo lleno de necios, ninguno hay que se lo piense, ni aun lo sospeche.
94. Es fácil el decir y difícil el obrar. Las hazañas son la sustancia del vivir, y las sentencias, el ornato.
95. Lo fácil se ha de emprender como dificultoso, y lo dificultoso como fácil. Allí porque la confianza no descuide, aquí porque la desconfianza no desmaye.
96. Astucia de indignos: oponerse a grandes hombres para ser celebrados por indirecta, cuando no lo merecían de derecho.
97. Arte de reformar la murmuración: no haber caso; impugnarla causa perjuicio; y si crédito, descrédito.
98. No hay medicina más universal para todas necedades que el seso. Conozca cada uno la esfera de su actividad y estado, y podrá regular con la realidad el concepto.
99. Comúnmente, los sabios mueren faltos de cordura; al contrario, los necios, hartos de consejo. Morir de necio es morir de discurrir sobrado. Unos mueren porque sienten y otros viven porque no sienten.
100. Vulgaridad es no estar contento ninguno con su suerte, aun la mayor, ni descontento de su ingenio, aunque el peor. Todos codician, con descontento de la propia, la felicidad ajena. También alaban los de hoy las cosas de ayer, y los de acá las de allende. Todo lo pasado parece mejor, y todo lo distante es más estimado. Tan necio es el que se ríe de todo como el que se pudre de todo.
101. Estamos entre dos extremos, y así se participa de entrambos. Altérnanse las suertes: ni todo ha de ser felicidad, ni todo adversidad. Este mundo es un cero: a solas, vale nada; juntándolo con el Cielo, mucho.
102. No hacer de una necedad dos. Es muy ordinario para remendar una cometer otras cuatro.
103. Algunos conciben bien y paren mal, que sin la claridad no salen a luz los hijos del alma, los conceptos y decretos.
104. El crédito de hombre que sabe lo que ha de hacer es honroso y causa confianza, pero el de artificioso es sofístico y engendra recelo.
105. A falta de fuerza, destreza. Por un camino o por otro: o por el Real del valor, o por el atajo del artificio. Más cosas ha obrado la maña que la fuerza, y más veces vencieron los Sabios a los valientes que al contrario.
106. Los mayores tentadores de la cordura son los que nada hacen bien y de todo dicen mal, que hay muchos monstruos en el extendido país de la impertinencia.
107. Es fiera la lengua, que si una vez se suelta, es muy dificultosa de poderse volver a encadenar.
108. Saber tomar las cosas. Nunca al repelo, aunque vengan. Todas tienen haz y envés. La mejor y más favorable, si se toma por el corte, lastima. Al contrario, la más repugnante defiende, si por la empuñadura.
109. El que dice mal siempre oye peor.
110. Dar en la cuenta tarde no sirve de remedio, sino de pesar.
111. El que comunicó sus secretos a otro hízose esclavo de él.
112. Si la obra es buena, ¿por qué no se acaba?; y si mala, ¿por qué se comenzó?
113. Cree mucho el que nunca miente y confía mucho el que nunca engaña. Dos géneros de personas previenen mucho los daños: los escarmentados, que es muy a su costa, y los astutos, que es muy a la ajena.
114. El excusarse antes de ocasión es culparse, y el sangrarse en salud es hacer del ojo al mal, y a la malicia. La excusa anticipada despierta el recelo que dormía.
115. Más vale el buen ocio que el negocio. No tenemos cosa nuestra sino el tiempo. ¿Dónde vive quien no tiene lugar? Igual infelicidad es gastar la preciosa vida en tareas mecánicas que en demasía de las sublimes; ni se ha de cargar de ocupaciones, ni de envidia: es atropellar el vivir y ahogar el ánimo.
116. Algunos toman el descanso al principio y dejan la fatiga para el fin. Primero ha de ser lo esencial, y después, si quedare lugar, lo accesorio. Quieren otros triunfar antes de pelear.
117. No despreciar el mal por poco, que nunca viene uno solo. Andan encadenados, así como las felicidades. Van la dicha y la desdicha de ordinario adonde más hay; y es que todos huyen del desdichado y se arriman al venturoso.
118. Saber hacer el bien: poco, y muchas veces. Nunca ha de exceder el empeño a la posibilidad. Quien da mucho, no da, sino que vende.
119. Saber olvidar: más es dicha que arte. Las cosas que son más para olvidadas son las más acordadas. No sólo es villana la memoria para faltar cuando más fue menester, pero necia para acudir cuando no convendría: en lo que ha de dar pena es prolija y en lo que avía de dar gusto es descuidada. Consiste a veces el remedio del mal en olvidarlo, y olvidase el remedio. Conviene, pues, hacerla a tan cómodas costumbres, porque basta a dar felicidad o infierno.
120. El no pensar es la zancadilla del perecer.
121. Alternar lo agrio con lo dulce es prueba de buen gusto: sola la dulzura es para niños y necios. Gran mal es perderse de puro bueno en este sentido de insensibilidad.
122. Atraviesan el cuerpo las jaras, pero las malas palabras el alma. Siempre se ha de llevar la boca llena de azúcar para confitar palabras, que saben bien a los mismos enemigos. Es el único medio para ser amable el ser apacible.
123. Algo hay bueno, pues satisface a tantos; y, aunque no se explica, se goza. Lo que todos dicen, o es, o quiere ser.
124. No hay cosa más cara para el hombre de bien que la que se le da: es venderla dos veces, y a dos precios, del valor y de la cortesía.
125. El melancólico siempre augura infelicidades, y el maldiciente culpas: todo lo peor se les ofrece, y no percibiendo el bien presente, anuncian el posible mal. El apasionado siempre habla con otro lenguaje diferente de lo que las cosas son; habla en él la pasión, no la razón. Y cada uno, según su afecto o su humor. Y todos muy lejos de la verdad. Sepa descifrar un semblante y deletrear el alma en las señales.
126. Estímese, si quisiere que le estimen. Llegue deseado, y será bien recibido. Nunca venga sino llamado, ni vaya sino enviado.
127. Es menester gran tiento con los que se ahogan para acudir al remedio sin peligro.
128. No obre por sí quien no está en sí, y la pasión siempre destierra la razón. Substituya entonces un tercero prudente, que lo será, si desapasionado: siempre ven más los que miran que los que juegan, porque no se apasionan.
129. Querer cuando se puede, que la sazón y el tiempo a nadie aguardan. Hay algunos tan paradójicamente impertinentes, que pretenden que todas las circunstancias del acierto se ajusten a su manía, y no al contrario. Mas el sabio sabe que el norte de la prudencia consiste en portarse a la ocasión.
130. Por el sonido se conocen los metales y por el hablar las personas. Las palabras muestran la entereza, pero mucho más las obras.
131. Encontrar el punto débil de cada uno: este es el arte de mover las voluntades. Es más una destreza que determinación. Es saber por dónde se ha de entrar a cada uno. Primero hay que conocer el carácter, después tocar el punto débil, insistir en él, pues infaliblemente se quedará sin voluntad.
132. Tres cosas hacen un prodigio, y son el don máximo de la suma liberalidad: Ingenio fecundo, juicio profundo y gusto relevantemente jocundo. Gran ventaja concebir bien, pero mayor discurrir bien, entendimiento del bueno. El ingenio no ha de estar en el espinazo, que sería más ser laborioso que agudo. Pensar bien es el fruto de la racionalidad. A los veinte años reina la voluntad, a los treinta el ingenio, a los cuarenta el juicio.
133. Lo bueno, si poco, dos veces bueno.
134. un sujeto prudente: atento, sagaz, cuerdo, sabio, valeroso, reportado, entero, feliz, plausible, verdadero y universal Héroe. Vivo el hombre, le hace amable; y muerto, memorable.
· No hay deber que descuidemos tanto como el de ser felices.
· Una de las ventajas de no ser feliz es que se puede desear la felicidad.
· El mundo es una comedia para los que piensan y una tragedia para los que sienten.
· No importa el resultado, solo el esfuerzo vale.
· Si te conformas con poco, lo suficiente será un festín.
· Que la palabra imposible no esté en tu vocabulario.
· La Fortuna ayuda a los audaces.
· Imposible es el adjetivo de los imbéciles.
· Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes.
· La felicidad es estar de acuerdo contigo mismo
· Hay que hacer algo y si no lo hago yo no lo hará nadie. No hay que creer que las cosas se arreglan solas. No hay que esperar que el barco venga a por uno. Lo único que hay que hacer es tomar un bote e ir hacia él.
· Especialízate en el arte de descubrir en todas y cada una de las personas el lado bueno con que cuentan, no hay nadie que solo sea maldad.
· Encuéntrate y se tu misma, recuerda que no hay nadie como tu.
· En las desventuras comunes se reconcilian los ánimos y se estrechan las amistades.
· Es mejor deseo sin posesión que posesión sin deseo.
· A veces en la vida hay que saber luchar, no solo sin miedo, sino también sin esperanza.
· La esperanza no es la convicción de que las cosas saldrán bien, sino la certidumbre de que algo tiene sentido, sin importar el resultado final.
· Dos fuerzas nos ayudan a vivir: el olvido y a esperanza.
· Dad palabra al dolor: el dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo rompe.
· La ternura es el reposo de la pasión
· Ama. Es el único bien que hay en la vida.
· Los únicos errores que cometemos en la vida son las cosas que no hacemos.
· Vive el presente, así en el futuro tendrás un bonito pasado.
· Es un gran pecado privarse del placer.
· Nadie es tan viejo que no pueda vivir un año más, ni tan joven que hoy no pueda morir.
· No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió.
· La actividad es lo que hace feliz al hombre.
· La dicha está solo en la esperanza, en la ilusión sin fin.
· El mejor afrodisíaco son las palabras, para las mujeres el punto “G” está en los oídos, el que busque más abajo está perdiendo el tiempo.
· Demasiada cordura puede se la peor locura, ver la vida como es y no como debería ser.
· Casi todos los hombres mueren de los remedios, no de las enfermedades.
· Prefiero un vicio tolerante a una virtud obstinada.
· Más vale hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse.
· La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella.
· Si cierras las puertas a los errores también la verdad quedará fuera.
· El hombre crece, florece y se renueva constantemente en el amor o muere.
· Solo hay dos cosas con las que uno se puede acostar: una persona y un libro.
· Un amigo es un regalo que te haces a ti mismo.
· Contar historias y copular son dos principales diversiones: son baratas y fáciles de conseguir.
· Casarse por segunda vez es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia.
· Siempre hay un tiempo para marchar aunque no haya sitio donde ir.
· No hay nada tan difícil, que buscándolo, no pueda encontrarse.
· La melancolía es la felicidad de estar triste.
· La tristeza es una enfermedad en la que cada paciente debe tratarse a si mismo.
· A los tímidos y los indecisos todo les resulta imposible, porque así se lo parece.
· La edad es una cuestión de sentimiento, no de años.
· No existe nada bueno ni malo, es el pensamiento humano el que lo hace parecer así.
· Guarda a tu amigo bajo la llave de tu propia vida.