Entre la pena y la nada elijo la pena.
No es que pueda vivir, es que quiero. Es que yo quiero. La
vieja carne al fin, por vieja que sea. Porque si la memoria existiera fuera de
la carne no sería memoria porque no sabría de qué se acuerda y así cuando ella
dejó de ser, la mitad de la memoria dejó de ser y si yo dejara de ser todo el
recuerdo dejaría de ser. Sí, pensó. Entre la pena y la nada elijo la
pena."
William Faulkner (EEUU, 1897-1962): “Las palmeras salvajes”