el cazurro ilustrado

11 septiembre 2008

Comienzo del curso.


Ya terminadas las vacaciones, millones de alumnos iniciaron la vuelta al colegio. Para algunos fue la primera vez y, quizás sean los que con más derecho, estén expectantes, inquietos, ansiosos y nerviosos. Para ellos el primer día de escuela supone la incorporación a un mundo nuevo y desconocido, con normas más rígidas que en casa y supone también en muchos casos, la separación por primera vez de sus padres. Es curioso observar cómo el primer día los niños y niñas de tres años acuden con sus padres y cómo la mayoría entra recelosa pero la adaptación es rápida, salvo en aquellos casos en los que sus padres y o madres muestran tanta o mayor “angustia de separación” que los propios hijos.
Para los que la escolarización ya no es algo nuevo, la vuelta al colegio tras unas largas vacaciones forma parte de una rutina a la que se adaptan sin problema. Muy pocos sufren estrés u otras manifestaciones psicofisiológicas; cuando éstas ocurren, ponen de manifiesto otro tipo problemática que tiene que ver con experiencias altamente punitivas o desagradables ocurridas en anteriores escolarizaciones.
Tener sensaciones opuestas en el inicio del curso: la emoción de reencontrarse con amigos, el temor a las posibles dificultades académicas o, en casos de cambio de colegio, el miedo a nuevos compañeros y/o profesores, son sentimientos “normales” que, en la mayoría de los casos, no durarán más allá de dos semanas. Hablar de psicopatología en estos casos, de la misma manera a como se habla del síndrome posvacacional en los adultos, es una exageración. Algunos psiquiatras y psicólogos apoyan este “circo” psicopatologizando cualquier malestar, descalificando su objetividad e insistiendo en la importancia de la vivencia subjetiva, frente a la realidad de la situación.
Que, en general, los inicios del curso no sean problemáticos para la gran mayoría de los alumnos, no supone que no haya dificultades a superar, problemas que solucionar, enredos a desenredar e inconvenientes a solventar. Así, los cambios de ciclo o de etapa o de centro tienen un plus de riesgo que profesores y tutores a través de las actividades de acogida y de otras actividades tutoriales, mitigarán.