el cazurro ilustrado

05 septiembre 2008

Ventosidades vacunas y pedos humanos.

1250 millones de reses bovinas pululan por todo el mundo tirando pedos ( que en círculos cultos llaman ventosidades) y emitiendo a la atmósfera unos 150 kilos de metano al año cada una de ellas, por lo que se las acusa de ser co-responsables del cambio climático. 6.680 millones de hombres y mujeres proliferan en el mundo con sus flatulencias, pedos y eructos, ( denominados eufemísticamente regüeldos o cuescos) y expulsando dos litros diarios de gases como el metano y el dióxido de carbono, los cuales nada tienen que ver con las modificaciones del clima. Para resolver el problema, científicos confusos y/o difusos proponen cambiar la dieta de los bóvidos a trébol blanco y leguminosas ricas en azúcares, además de obligarlas a tomar píldoras anti flatulencia, disminuyendo así les emisiones.
El emperador Claudio promulgó un edicto autorizando tirar pedos (despedir ventosidades) en público aunque fuesen sonoros y explotasen en medio de las comidas. Desde entonces, haciendo de la necesidad virtud han sido muchos más sus defensores que sus detractores.
C.J. Cela soltó un sonoro pedo, sentado, en una cena, al lado de una señora puritana. Antes de que la señora pudiera abrir la boca, dijo éste: “Señora, no se preocupe, soy un caballero y siempre mantendré que he sido yo”.
Cuando yo era niño, me decía un anciano de Valverde que el pedo era un “aire futuro que sale por el culo montado en bicicleta”, añadía que “ el primero que llega a la meta es el que nos deja el olor” y remataba “las partes del pedo son dos, a saber: hincha y deshincha”.
Así pues, pasa con las ventosidades lo que con los niños, que agradan los propios y molestan los de los demás.