ESCLAVOS DEL DINERO
Winston Churchill llamó a un taxi para ir a una entrevista en la BBC de Londres. Antes de
montar, le pidió al taxista que esperara unos minutos. El chofer, que no lo
había reconocido, le contestó medio enfadado : “No puedo esperar porque tengo
que ir a casa a escuchar el discurso que Churchill va a dar por la radio”.
Churchill le ofreció un billete de diez
libras. Al ver la pequeña fortuna ofrecida, el taxista respondió: Esperaré el
tiempo que sea, señor ¡y que Churchill se vaya al infierno!.
El primer ministro inglés reflexionó así al recordar el episodio:
“Los principios han sido modificados por el dinero. Las naciones se han vendido
por el dinero, el honor se ha vendido por el dinero. Los hermanos se venden por
dinero y hasta las almas se venden por dinero… ¿Quién le dio tanto poder al
dinero que hizo de los hombres sus esclavos?