el cazurro ilustrado

13 mayo 2025

 

LECHE AGUADA

Año tras año, a primeros de mayo, siguiendo una tradición ancestral, nos  reunimos, regantes de Valdepiélago, La  Mata de la Bérbula, Ranedo y Montuerto,  para acondicionar la presa que habrá de llevar el agua  a los prados. Una vez realizada la tarea es de obligado cumplimiento la comida en la que el escabeche  no puede faltar, como tampoco faltan las conversaciones en las que se recuerdan múltiples anécdotas. Una de las que contó Manolo ocurrió en Ranedo  allá por los años 70 del siglo pasado, cuando se recogía la leche  en bidones de aluminio, que portaba un carro tirado por un burro. Sacaban los ganaderos unos calderos de zinc que el recogedor media  y en la cartilla iba apuntando la cantidad de leche entregada día  a día, para que fuera pagada a final de mes. Una mujer vigilaba para controlar si el  recogedor traía el material para recoger las muestras  de control de calidad y, si veía que no,  echaba unos litros  de agua   a los calderos. Un día el recogedor trajo ocultos los tarros y en el análisis  se demostró que  la leche estaba muy aguada. Sancionaron a la mujer con un mes sin recogida de la leche y, su marido fue a la  empresa a pedir perdón para que la sanción fuera quitada. El encargado le recriminó el fraude y, en un ataque de  sinceridad, le contó lo  ocurrido: mi mujer observó al recogedor y, al ver que no traía los tarros de control echó agua a la leche y, como no me advirtió, yo eché más agua.