La mujer tiene derecho a subir al cadalso; por tanto, debe tener el de poder subir a la Tribuna.
" La meta de toda asociación política estriba
en la conservación de los derechos naturales e imprescindibles de la Mujer y
del Hombre: esos derechos son la libertad, la propiedad, la protección y, ante
todo, el hacer frente a la opresión. La libertad y la justicia consisten en
devolver todo cuanto pertenece al prójimo; así, pues, el ejercicio de los
derechos naturales de la mujer no tiene más límites que la tiranía continua a
la que se ve sometida por parte del varón; esos límites deben ser modificados a
través de las leyes dictadas por la Naturaleza y la Razón. La Ley debe ser la
expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y todos los Ciudadanos
deben concurrir personalmente, o a través de sus representantes, a su
elaboración; debe ser la misma para todos: todas las Ciudadanas y todos los
Ciudadanos, al ser iguales ante ella, deben, pues, participar por un igual en
todas las atribuciones, puestos y empleos públicos, según sus capacidades
respectivas, y sin más distingos que los dimanantes de sus virtudes y sus
talentos. Nadie debe ser hostigado por sus opiniones, incluso por las
fundamentales; la mujer tiene derecho a subir al cadalso; por tanto, debe tener
el de poder subir a la Tribuna; siempre y cuando sus manifestaciones no
siembren el desconcierto en el orden público estatuido por la Ley. La libre
comunicación de los pensamientos y de las opiniones constituye uno de los
derechos más preciados de la mujer, puesto que dicha libertad garantiza la
legitimidad de los padres respecto a los hijos. Por tanto, toda Ciudadana
puede, pues, declarar libremente: "soy madre de un hijo procreado por
usted", sin que ningún prejuicio bárbaro la obligue a disimular la verdad;
salvo que deba responder del abuso de dicha libertad, en los casos estipulados
por la ley. "
Olympia de Gouges (Francia, 1748-1793) “Declaración
de los Derechos de la Mujer”
En la foto, mi abuela Teodomira.