PERDER HASTA EL MIEDO.
En una de sus fábulas, el griego Esopo (600 a.C. 564 a.C)viene a demostrar que el conejo corre más que el zorro porque el conejo corre para salvar la vida, mientras que el zorro sólo corre para asegurarse la cena.
Algo similar ocurre en los humanos, cuando la situación es desesperada, cuando hay que hacer algo para salvarse, cuando no hay más remedio, se agudiza el ingenio, aparece la lucidez extrema; en ese momento se tiene total conciencia de qué es lo que toca hacer, cuál es el siguiente paso a dar y cómo se va a dar.
Por eso deberían saber los políticos y gestores de las crisis que no conviene meterse con quien ya lo ha perdido todo y ya no tiene nada que perder, porque también ha perdido el miedo.