el cazurro ilustrado

20 noviembre 2012

Avisos para niños en su día universal.


Estimad@ niñ@ que te ha tocado vivir en esta sociedad posmoderna, en medio de una crisis económica capaz de poner de manifiesto lo peor de nuestros gobernantes y, a veces, lo mejor de nuestros conciudadanos, quiero decirte  hoy, en tu día  universal, algo que nadie te  dirá, pero puede ocurrir que tengas un padre sometido al castigo de unas circunstancias laborales adversas, una madre que arrastra las mismas circunstancias a las que se añaden permanentemente y por doquier su autoimagen negativa, sus ideas de inferioridad o unas relaciones de pareja en continuas desavenencias y conflictos, en discusiones y envenenamientos; lo cotidiano en estas familias será lo aversivo, por mucho que se empeñen en dibujar imágenes idílicas. En tal situación o en tal estado cualquier comportamiento anormal o irregular que muestres puede desencadenar en ellos una tempestad emocional; esta zozobra puede elicitar la agresión y el castigo, por mucho que se legisle en su contra. Arrepentirse de inmediato, comprobar que la reacción ha sido desproporcionada, nada resolverá ; provocará sentimientos de culpa, que no es otra cosa que echar más leña al fuego, se tratará de más emoción, de más imprevisibilidad, de más susceptibilidad para responder al menor toque.
Tu comportamiento infantil puede considerarse como espejo del entorno socioeducativo en el que vives, por mucho que se empeñen en acusar a los genes, a los instintos o a constructos como la personalidad, el temperamento... .
Has de saber, estimado niño, que todo ser humano, por perverso que sea, por anormalmente que se comporte, con toda seguridad cuenta en su actuación cotidiana, en su conducirse habitual, con muchos más  actos considerados como positivos, correctos o adaptados que con conductas calificadas de incorrectas anómalas o negativas. El mero hecho de vivir y desarrollarse entre seres humanos conlleva el aprendizaje de múltiples comportamientos de todo orden que forma parte de lo establecido por la comunidad en cuestión.
Pero has de saber, estimado niño, que como es lo “natural”, se juzgará como si de algo congénito se tratara. Se atenderá sistemáticamente a lo “ anómalo” de tu comportamiento y la ocupación básica se centrará en suprimir, eliminar el “ mal comportamiento” y los comportamientos correctos pasarán a un segundo o tercer término y serán aciagamente relegados e ignorados.
Tienes que saber, estimado niño, que cuando te conduzcas satisfactoriamente no harás sino cumplir con tu obligación, con tu deber. Tus “ buenos comportamientos”, tus conductas “normales” ni se apreciarán , ni se les dará importancia, ni se les otorgará mérito. Sólo interesarán si están ausentes. Los efectos que te lloverán por esta actitud de los adultos serán el incremento de la ansiedad, la desorganización del comportamiento, el empeoramiento de tu autoimagen y la probabilidad de recibir castigo, desaprobación o estimulación aversiva. Esto llevará a los adultos a no experimentar gratificación alguna a través de la relación establecida contigo ; sólo van a contar con la mísera satisfacción o consuelo de la supresión a corto plazo de algún comportamiento problemático. Ni siquiera se congratulará consigo mismo por esos aspectos positivos que posee tu comportamiento y que bien pudieran ser fruto de su personal actuación.
Has de saber, estimado niño, que el énfasis reiterado sobre lo que se hace mal y sobre la prohibición tendrá consecuencias claramente frenadoras sobre tu desarrollo , pero ha de saber tu educador, padre o maestro que tus conductas adaptadas, satisfactorias, precisan del reforzamiento para mantenerse y evolucionar positivamente, a pesar de las ideas simplistas, maniqueas, parciales, reduccionistas e interesadas que abundan en el mercado educativo.
Has de saber, estimado niño, que tu estabilidad emocional futura como adulto, no depende de que carezcas de experiencias aversivas en tu infancia, sino más bien de que sí las tengas aunque, claro está, dentro de unos límites, esporádicas, previsibles y puntuales, por mucho que se empeñen en hacerte creer que en la vida todo es de color de rosa.
Y, Por último, en este día universal de la infancia, has de saber que hacer lo que se debe hacer y dejar de hacer lo que es preciso dejar de hacer, conlleva casi siempre desasosiego, dolor y esfuerzo; por mucho que se empeñen en hacerte creer que en esta vida todo es posible, tendrás que aprender que muy pocas cosas son probables.

15 noviembre 2012

"Manifa" 14N.


 Por muy lista que sea la clase dominante actual, ya sea de  los poderes  económicos o de los políticos,  no creo que lo sea más que la que dominaba Francia justo antes de su celebrada Revolución. Tanto aquella clase dominante como ésta  generó  una  enorme  desigualdad social, altos impuestos  que sólo pagaba el pueblo llano,  descenso de la producción y como consecuencia una crisis  que  llevó a Maria Antonieta a  decir que si el pueblo no tenía pan, que comiera pollo, pero poco después perdía la cabeza y llevó también  a Concorcet a decir que “no pararemos hasta ver  la cabeza del último obispo colgar de la tripas del último cura”. Así pues, siga la clase dominante haciendo caso omiso de las lecciones de la historia  y obligarán  al  pueblo al deseo de sustituir en la frase de Concorcet a “obispos” por banqueros y a “curas” por “políticos”.